sábado, octubre 20, 2007

Rio Turbio




Nunca pensé que algún día pudiera entrar al Río Turbio, un río que fue navegable en sus mejores tiempos, bastante amplio y profundo, pero en nuestra época actual nos muestra muy poca fluencia de agua, también este cuerpo de agua esta dispuesto a recibir el efluente de aguas servidas y residuales de la ciudad, cosa que en realidad no agradaba pensar el hecho de que entraría en él.


Hace un par de semanas me toco participar en el levantamiento topográfico en un tramo del Río Turbio de aproximadamente 2.800 Km, a la altura de la pantalla de concreto comenzando la Av. Ribereña (Av. Hno Nectario Maria), un trabajo que se le hace anualmente a una importante Arenara de la ciudad para el estudio y renovación del permiso de explotación de material minero no metálico, como lo es la grava y otros materiales dispuestos para la construcción.

Lo primero que pregunte al Ingeniero fue si esas aguas a esta altura eran residuales, me dijo que no, pero lo dude, aun lo dudo, aunque no olía mal, ni me contagie por alguna enfermedad transmitida por la mierda, de igual manera el color ceniza que caracteriza al rió no ayudaba mucho, pareciera ser que el río no tuviese oxigeno, lo suficiente como para que lo peces pudiesen vivir en él, pero según el Ingeniero si los hay, pero según lo poco que he investigado el Río Turbio no puede contener peces pues gracias a los fertilizantes que actúan en la vegetación del cuerpo de agua hacen que proliferen y consuman el oxigeno necesario para organismos animales puedan vivir, como peces y sapos, por eso no existen, y bueno por lo que he aprendido en Saneamiento Ambiental a simple vista se puede ver el poco oxigeno que hay en esas aguas.

Gracias a Dios esta vez no me toco estar manejando la mira vertical para la nivelación, solo me encargue del uso del GPS para tomar coordenadas en las estaciones que tenia que elegir y en puntos estratégicos para los detalles de planta, a parte de tomar las fotos y llevar el equipo de logística.

El levantamiento se llevo en dos días, y aunque trate en lo posible de no mojarme, pues fue imposible, y creo que llevaba tanta agua y material en mis botas como en el lecho del río, y mas la presión de ser atacado por antisociales pues estábamos trabajando con equipos bastante caros en una zona roja, una zona muy peligrosa, pero Gracias a Dios no paso nada, aunque mas de una vez creímos que ese iba a ser nuestro ultimo día, pero estábamos al cuidado de uno de los vigilantes de la Arenera, un Señor Guajiro de nombre Octavio, (aunque no lo creo, seguro se llama Yakuosami Yokuro (aunque eso suene a Japonés)).

A pesar del cansancio y el sol que desintegraba mi piel, la pase muy bien, me gusto mucho estar en el Río Turbio, siempre lo había visto, pero nunca lo había conocido, hasta ví un monolito de un antiguo puente colgante con una placa que dice “Septiembre 1918”.

Sin bases Matemáticas, FaCt0r C0mUn Cer0…